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08
Ene
23

MUCHA INFORMACIÓN, POCAS VERDADES

«Lo más importante de la comunicación es escuchar lo que no se dice».

Peter Ferdinand Drucker

Luis G Sánchezcaballero Rigalt

Este 2023 empezó convulsionado en México, sobre todo en los estados norteños de Chihuahua y Sinaloa.

En el primero, se registró una fuga en el penal de Ciudad de Juárez de 30 peligrosos criminales y en el segundo, en la capital Culiacán, se vivieron horas de terror por un operativo (para ahora sí) capturar al hijo de un famoso líder criminal que se encuentra preso en los Estados Unidos.

Sobre el segundo asunto, han sido tantas las versiones proporcionadas por el gobierno de México, que lo que podría ser uno de los logros más plausibles de esta administración solo ha generado desinformación e incredulidad.

Primero, con más de 4 horas de acontecimientos, quien conduce las mañaneras dijo: «No sabemos todavía cómo están los acontecimientos en Sinaloa. Hay un operativo que inició en la madrugada, y más tarde vamos a informarles sobre eso»

Después en una conferencia de prensa con un argumento por demás contradictorio, dijeron que era una investigación de 6 meses, después que la Guardia Nacional se lo encontró circulando y repelió la agresión de los malos por ello lo detuvieron. Por la mañana dijeron que la Secretaría de Marina fue quien hizo el operativo. Lo «curioso» es que jamás justificaron que la captura fuera en cumplimiento a alguna orden de aprehensión, qué justificará el «operativo».

Este acomodo de la realidad, aunque no se comparte es entendible, ya que los populistas creen en la comunicación directa, sin mediaciones. Es decir, no creen ni en los políticos, ni en los intelectuales, tampoco en los medios de comunicación tradicionales ni en los periodistas.

Su modelo de Gestión Gubernamental se basa en estar encerrados en sí mismos, defendiéndose de quienes los desprecian, sin redes políticas ni culturales.

No gobiernan, permanentemente están en campaña, descalifican sin argumentos porque no creen en la necesidad de ganar discusiones ni de exponer argumentos.

Basan su comunicación de Gobierno en las redes sociales y en sus propios espacios de comunicación, lo que hace que la información no permee y se basa solo en lo que ellos digan.

Tratan a través de los mensajes que emanan generar una realidad virtual contribuyendo a crear ese clima de contradicción para que las personas estén tan confundidas que no distingan la verdad de la mentira.

Gustavo Gómez escritor colombiano señala que; «En política no solamente es relevante la capacidad para decir algo que es realmente cierto o falso, sino la capacidad de determinar la mejor manera para que lo cierto aparezca como cierto o para que la mentira opere como mentira, y también la capacidad para determinar las posibilidades interpretativas de la comunidad o comunidades con las que se interactúa».

Desafortunadamente, no se ha entendido que hoy la gente tiene demasiados canales de información, que estamos en pleno siglo XXI, que mentir o negar como política pública, tarde o temprano tendrá repercusiones.

Los gobiernos son instituciones y, como tales, deben comunicarse con los ciudadanos de manera clara, planificada y coherente. La comunicación es estratégica y debe conducirse de manera profesional. No debe depender exclusivamente de la capacidad de oratoria de quien esté a cargo del Poder Ejecutivo ni de las sugerencias del partido en el poder.

Todas las instituciones públicas necesitan comunicarse de manera organizada, estratégica y coherente. La definición de los interlocutores, el mensaje que se les enviará, las herramientas y las acciones elegidas para transmitir ese mensaje y los plazos a considerar, son todos elementos esenciales en la construcción de una imagen institucional exitosa. Esta tendencia de las verdades a medias o a modo solo abona al distanciamiento de las y los ciudadanos con la política, ahondando en una profunda crisis de identidades, con los partidos y a un electorado sin posiciones ideológicas claras, Por ello la ética de la comunicación política y gubernamental reside en dejar de pensar que de un gobernante importa más su imagen, que lo que realmente hace.

31
Jul
22

NORMALIZAR LA VIOLENCIA

Luis G. Sánchezcaballero Rigalt

«La violencia nunca es normal. La indiferencia es la peor de las actitudes»

Stéphane Hessel diplomático, escritor y militante político francés

Las noticias sobre cualquier forma de violencia son la esencia para cubrir tiempo y espacio para la difusión en televisión, radio, prensa y redes sociales.

En la mayor parte de Latinoamérica se escucha y se lee diariamente que varias mujeres fueron halladas muertas brutalmente golpeadas y violadas, que ejecutaron a unos jóvenes en un ajuste de cuentas, que hubo una balacera en tal lugar, que en el cruce de tal calle me volvieron a asaltar.

Por lo que respecta a los feminicidios también es común que las personas salgan a la calle para exigir combatirlos, en clara muestra de que la opinión pública ha tomado conciencia de la gravedad del problema, sin embargo, ni los gobernantes, ni las instituciones encargadas de procurar justicia parecen tomarlo en cuenta.

Desafortunadamente, ya es tan habitual que forma parte de nuestra cotidianeidad, lo que vemos o escuchamos, ya nos parece tan normal.

Al parecer los gobernantes en turno pretenden fomentar una cultura del miedo, para eternizarse y construir sociedades con individuos aislados, con proyectos de vida centrados en el desarrollo personal, el abandono de los espacios, la resistencia a establecer lazos de solidaridad y la normalización de la violencia.

El miedo desencadena una serie de conflictos y debates sobre la distribución de responsabilidades y la necesidad de darles predominancia a las formas de contrarrestar la amenaza, creando desconfianza social, institucional y corporativa y la redefinición del contexto de decisión ante el riesgo.

Según Nietzsche el miedo es la conciencia negativa la que impide a la comunicabilidad, el eludir la nada, superar la angustia vital. La conciencia del infinito es la fuente, del miedo, lo que impide que la verdad sea comunicada.

El miedo actúa como catalizador que impide la acción colectiva y al evitarla impide de manera automática la creatividad de las personas y el desarrollo de sus potencialidades.

El miedo siempre ha sido uno de los cómplices más fieles de los que detentan el poder, que intentan que la población viva inmersa en él. La creación de ambientes de miedo o aprovecharse de circunstancias que lo provocan obligan a los ciudadanos a blindarse frente a los contextos sociales. El miedo ha sido utilizado como arma de dominación política y control social; como herramienta en la guerra de clases.

A lo largo de la historia ha habido todo tipo de movimientos sociales y culturales fundamentados en esa sensación, provocada por la percepción de ese peligro real o supuesto.

Por ello se sobreexpone de la violencia para provocar vivir en un entorno para producir desconfianza y conflictos hacia los “otros”, a quienes se inculpa de lo ocurrido o de lo que puede llegar a ocurrir, y provoca la necesidad de protegerse de él.

Los que poseen la capacidad de generar o propagar la violencia para provocar un ambiente de miedo saben que para someter a la población tienen que establecer un entorno que paralice, que no permita actuar ni tomar decisiones, para aumentar la posibilidad de sembrar la pasividad de sus vidas, para envueltos en la bandera de ser la única alternativa viable para combatirlo, en realidad se conviertan en dominadores y mantener subyugada a la gente.

22
Feb
21

YA CHOLE DE MISOGINÍA

Luis G Sánchezcaballero Rigalt .

No podemos tener una revolución que no involucre y libere a las mujeres«,

John Lennon

Desafortunadamente, en México continúa aumentando situaciones de violencia en general, y, en particular, aquella dirigida en contra de las mujeres, a pesar de esfuerzos colectivos que llevan muchos años peleando por erradicarla.

La violencia con raíces estructurales vinculadas a la irresuelta cuestión social, la dependencia, el modelo de desarrollo, la crisis urbana, la cultura patriarcal y el carácter pluricultural del país, constituye una constante histórica que, con distintos niveles de intensidad, se expresa en una multiplicidad de formas que se hallan determinadas por variables tales como edad, sexo, status, procedencia, ocupación laboral y nivel económico.

Una de las formas más frecuentes de la violencia es la denominada violencia intrafamiliar o doméstica, hasta hace poco casi imperceptible. En la actualidad, ha irrumpido en la sociedad mexicana poniendo en evidencia una alarmante magnitud y reciente y desgraciadamente con una frecuencia de dimensiones dramáticas.

A tal punto se han incrementado las cifras de la violencia intrafamiliar en contra de las mujeres que, por las secuelas físicas y los trastornos psicológicos que provoca en las victimas, ha dejado de ser un asunto privado y se ha convertido en un grave problema de salud pública.

Al llegar a cifras alarmantes y rebasar los límites de lo privado y el conflicto individual se han multiplicado los esfuerzos de organizaciones no gubernamentales para prevenir y atender las manifestaciones de violencia en contra de las mujeres.

En julio de 2018, el Comité para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés) emitía sus recomendaciones para el estado mexicano.

En ellas, expresaba su preocupación por el retraso en temas fundamentales como el aumento en la violencia de género y la cultura machista, y por los diferentes obstáculos en el acceso a la justicia con perspectiva de género.

Además, afirmaba que en México hay una ausencia de estrategias para el empoderamiento económico, laboral y educativo de mujeres de bajos ingresos, rurales, indígenas y con discapacidad.

El documento culminaba señalando la falta de armonización en las leyes y protocolos sobre el aborto, y la ausencia de garantías para el acceso a derechos de las mujeres migrantes, solicitantes de asilo y refugiada.

Sin duda estaba la mesa puesta para que la CUATROTE hiciera suya la causa y se volviera el régimen más feminista que haya existido nunca, jamás en nuestro país.

Sin embargo, este gobierno se ha caracterizado por todo lo contrario, si bien alguna vez, la Secretaría de Gobernación hace mucho dijo en un evento que la CUATROTE era feminista, esa afirmación ha estado en entredicho por la poca empatía que ha mostrado su máximo exponente ante la causa, circunstancia que se recrudece aún más, ante recientes reclamos por la imposición a la gubernatura de Guerrero del candidato del partido que dice ser la esperanza de México, al que nada más tres mujeres han denunciado a por violación.

Una afirma haber sido abusada en 1998 cuando era menor de edad; otra denunció ante la Fiscalía de Guerrero en 2017, cuando el político era director del periódico La Jornada de Guerrero y un tercer caso fue presentado ante la Comisión de Honestidad y Justicia de Morena. “

Pese a las denuncias y que un gran grupo de personas de su propio partido se opusieron a su candidatura, ahora resultó ser uno de los favoritos del esposo de Beatriz, además suma entre sus adeptos a misóginos que aseguran que las acusaciones son un ardid y algunos hasta hablan de pigmentocracia por la condición étnica del candidato.

Quién encabeza la feministisisma CUATROTE ante el asedio de la maldita prensa conservadora, que no entiende que lo importante no es cuantas denuncias tengas y menos contra mujeres, sino cuantas posibilidades tengas de ganar la gubernatura y seguir aportando al movimiento, tuvo el desatino de responder “que respeta mucho” a las mujeres que han presentado denuncias, pero manifestó que “ya chole” con estas campañas que, acusó, son promovidas”

El genio de la comunicación volvió a flaquear en los temas de las mujeres, y lo que nos demostró con esa frase es que lo que menos les tiene es respeto. En un tema tan delicado, un político de verdad y en consecuencia su partido, no deberían juzgar ni sentencia absolviendo, sino actuar en consecuencia a sus postulados y atender la voz de la sociedad no a la de sus intereses personales. Es claro que la defensa y la protección de los derechos de las mujeres durante este gobierno solo se encuentran «en el papel».

La violencia contra las mujeres no es un fenómeno social nuevo ni reciente, con diferentes matices y niveles de intensidad, constituye una constante histórica que tiene viejas causas y nuevas manifestaciones.

Sin embargo, en la actualidad se advierte una espiral ascendente y una costumbre de la violencia con características diferentes a otros periodos, como consecuencia de la nula actividad gubernamental en la que, no obstante, permanentemente se alude a profundos cambios económicos, que en los hechos no se han implementado, pero se asegura que vamos bien en el camino hacia el bienestar social y el crecimiento económico.

Si bien es cierto que la violencia contra las mujeres no inició ni terminará en este sexenio, si se ha incrementado ante la carencia de un modelo de desarrollo, alarmantemente se ha configurado una tendencia dominante que se caracteriza por situaciones de pobreza, desocupación, subempleo y una profunda crisis axiológica.

Aunado a lo anterior, también ha influido el deterioro de las instancias encargadas de impartir y procurar justicia, que han provocado que los ejecutores actuales de las políticas públicas en nuestro país, al referirse al tema de violencia contra las mujeres invariablemente enfrenten serias incongruencias entre lo que manifiestan y la realidad concreta.

El problema del gobierno actual es que siempre ven la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio, basta con observar que desde el 1 de diciembre de 2018 al 31 de octubre de 2020 se han registrado 7,424 feminicidios en el país, lo cual da un promedio de 11 asesinadas al día, según cifras oficiales.

Si se comparan los primeros 10 meses de 2019 con el 2020, las denuncias por violencia familiar se incrementaron 3.4% y por violencia de género, 26%; mientras que las llamadas al 911 por violencia contra la mujer subieron 40% y las de acoso u hostigamiento sexual, 12%, de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

Quién respondió con su ya chole, una vez más demostró cuanto le importan las mujeres en su agenda política. Además, exhibe nuevamente su conservadurismo, para el sólo existe un tipo de familia, la tradicional, PAPÁ (ASÍ CON MAYUSCULAS), mamá, hermanos.

Confirmó que solo alrededor de él pueden girar los temas y la agenda de éste país, por eso su desprecio hacía cualquier acción donde no lo coloque como centro de discusión. De ahí su frialdad hacía el tema, no le han importado las manifestaciones de mujeres en 28 estados, ni la toma de la Comisión Nacional de Derechos Humanos por parte de madres desesperadas que ante la indolencia del Estado no encontraron otra vía para hacer eco a sus peticiones, ni que Yesica Silva fuera asesinada cobardemente por la espalda y ahora que 6 mujeres fueran presuntamente violentadas por un candidato de su partido.

Sólo le importa que le aplaudan y le reconozcan, el mandatario no aprende y continúa con sus desplantes, desatando más tigresas y es incapaz de amarrarlas. Pero prefiere seguir fiel a sus vetustos ideales, hacer de la violencia de género en nuestro país un tema más del anecdotario, no le interesa y no le preocupa.

La legítima lucha por erradicarla no solo se minimiza si no se borra, lo cual a sus fieles debería preocuparles, ya que según datos llegó a la presidencia gracias al voto del 49 % de las mujeres que emitieron su voto en 2018.




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