«Lo más importante de la comunicación es escuchar lo que no se dice».
Peter Ferdinand Drucker
Luis G Sánchezcaballero Rigalt
Este 2023 empezó convulsionado en México, sobre todo en los estados norteños de Chihuahua y Sinaloa.
En el primero, se registró una fuga en el penal de Ciudad de Juárez de 30 peligrosos criminales y en el segundo, en la capital Culiacán, se vivieron horas de terror por un operativo (para ahora sí) capturar al hijo de un famoso líder criminal que se encuentra preso en los Estados Unidos.
Sobre el segundo asunto, han sido tantas las versiones proporcionadas por el gobierno de México, que lo que podría ser uno de los logros más plausibles de esta administración solo ha generado desinformación e incredulidad.
Primero, con más de 4 horas de acontecimientos, quien conduce las mañaneras dijo: «No sabemos todavía cómo están los acontecimientos en Sinaloa. Hay un operativo que inició en la madrugada, y más tarde vamos a informarles sobre eso»
Después en una conferencia de prensa con un argumento por demás contradictorio, dijeron que era una investigación de 6 meses, después que la Guardia Nacional se lo encontró circulando y repelió la agresión de los malos por ello lo detuvieron. Por la mañana dijeron que la Secretaría de Marina fue quien hizo el operativo. Lo «curioso» es que jamás justificaron que la captura fuera en cumplimiento a alguna orden de aprehensión, qué justificará el «operativo».
Este acomodo de la realidad, aunque no se comparte es entendible, ya que los populistas creen en la comunicación directa, sin mediaciones. Es decir, no creen ni en los políticos, ni en los intelectuales, tampoco en los medios de comunicación tradicionales ni en los periodistas.
Su modelo de Gestión Gubernamental se basa en estar encerrados en sí mismos, defendiéndose de quienes los desprecian, sin redes políticas ni culturales.
No gobiernan, permanentemente están en campaña, descalifican sin argumentos porque no creen en la necesidad de ganar discusiones ni de exponer argumentos.
Basan su comunicación de Gobierno en las redes sociales y en sus propios espacios de comunicación, lo que hace que la información no permee y se basa solo en lo que ellos digan.
Tratan a través de los mensajes que emanan generar una realidad virtual contribuyendo a crear ese clima de contradicción para que las personas estén tan confundidas que no distingan la verdad de la mentira.
Gustavo Gómez escritor colombiano señala que; «En política no solamente es relevante la capacidad para decir algo que es realmente cierto o falso, sino la capacidad de determinar la mejor manera para que lo cierto aparezca como cierto o para que la mentira opere como mentira, y también la capacidad para determinar las posibilidades interpretativas de la comunidad o comunidades con las que se interactúa».
Desafortunadamente, no se ha entendido que hoy la gente tiene demasiados canales de información, que estamos en pleno siglo XXI, que mentir o negar como política pública, tarde o temprano tendrá repercusiones.
Los gobiernos son instituciones y, como tales, deben comunicarse con los ciudadanos de manera clara, planificada y coherente. La comunicación es estratégica y debe conducirse de manera profesional. No debe depender exclusivamente de la capacidad de oratoria de quien esté a cargo del Poder Ejecutivo ni de las sugerencias del partido en el poder.
Todas las instituciones públicas necesitan comunicarse de manera organizada, estratégica y coherente. La definición de los interlocutores, el mensaje que se les enviará, las herramientas y las acciones elegidas para transmitir ese mensaje y los plazos a considerar, son todos elementos esenciales en la construcción de una imagen institucional exitosa. Esta tendencia de las verdades a medias o a modo solo abona al distanciamiento de las y los ciudadanos con la política, ahondando en una profunda crisis de identidades, con los partidos y a un electorado sin posiciones ideológicas claras, Por ello la ética de la comunicación política y gubernamental reside en dejar de pensar que de un gobernante importa más su imagen, que lo que realmente hace.