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Abr
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QUIEBRE DEMOCRÁTICO

Luis G Sánchezcaballero Rigalt

«Un frente democrático unido puede impedir que un extremista acceda al poder, cosa que, a su vez, puede comportar salvar la democracia». Steven Levitsky y Daniel Ziblatt,

Los vertiginosos acontecimientos en México y el mundo se dan con tal celeridad que a veces no se encuentra el espacio propicio para la deliberación y el debate serio e inteligente. Las respuestas prontas, y también precipitadas, reprimen el examen de los propios acontecimientos para encontrar soluciones viables y sensatas de mediano y largo plazo.

Más aún, una parte esencial del método democrático; la deliberación, el debate y el contraste de ideas, es ahora un bien escaso y en peligro de extinción. En contraste, la imposición y el autoritarismo son lo predominante.

Para el caso particular de América Latina, que vivió y padeció largos años de dictaduras en las décadas de los sesenta y setenta, finalmente en los noventas inició un proceso de transiciones democráticas.

Dante Caputo, excanciller argentino y presidente de la Asamblea General de ONU en 1988, describía así los nuevos caminos «América Latina sigue en búsqueda de su identidad democrática. Hay un problema de calidad en nuestras democracias. La democracia no sólo se caracteriza por el insustituible acto electoral, sino también por la forma en que se ejerce el poder y se logran mínimos efectivos de ciudadanía».

Pero también prevenía de posibles retrocesos democráticos ante las «tentaciones» de regresar a regímenes autoritarios. Su vos, en los tiempos actuales, tomas un cariz de augurio a la luz de lo que ahora se observa en esta parte del globo.

La democracia en América Latina ha vivido considerables retrocesos en los últimos años. En varios países de la región se han consolidado regímenes autoritarios que cuentan con gobiernos de izquierda, Nicaragua y Venezuela por mencionar los más emblemáticos.

Sin embargo, esto no solo ha ocurrido en los países donde domina esa tendencia «ideológica». Varios informes señalan que otros países, como El Salvador, que cuentan con administraciones de derecha, también se encaminan hacia el autoritarismo.

Y el riesgo de que la lista de autocracias de la región crezca está latente, varios países, sin distingo de tendencia política, están pasando por un proceso acelerado de regresión democrática, México es uno de esos casos.

Levitsky y Ziblatt en su libro «Como mueren las democracias», prevenían sobre la falta de compromiso democrático «La última señal de advertencia es la predisposición a restringir las libertades civiles de rivales y críticos. Si algo diferencia a los autócratas actuales de los líderes democráticos es su intolerancia ante las críticas y su predisposición a utilizar dicho poder para castigar a aquellas personas, ya sean de la oposición, de    los medios de comunicación o de la sociedad civil, que los critiquen».

Los métodos autócratas nada tiene que ver con la de los dictadores de antaño. Éstos reprimían, encarcelaban asesinaban a sus rivales o, en el mejor de los casos, los enviaban al exilio. Los nuevos autócratas envuelven sus acciones en una apariencia de legalidad. Se disfraza de un falso Estado de Derecho, de combate a la corrupción o de una lucha por cerrar las puertas a los privilegios.

Lo anterior, me recuerda el aniquilamiento de la oposición en la Argentina de la Dictadura y que hoy se reproduce en otras latitudes, resulta oportuno traer a colación  el «aniquilamiento del accionar subversivo» previsto por los decretos del gobierno constitucional de 1975, que los militares redujeron al expeditivo y terrorífico método de la eliminación directa de quienes ellos llamaban el «oponente». Mismo que no se limitó a la represión legal e ilegal de los miembros de las organizaciones revolucionarias armadas.

El concepto de subversivo explicado por el entonces presidente de la Junta Militar Jorge Rafael Videla, se extendía a amplios sectores de la población civil que no coincidían ideológica ni políticamente con los poderes dominantes. Villela así lo expresó:

«Consideramos que es un delito grave atentar contra el estilo de vida occidental y cristiano queriéndolo cambiar por otro que nos es ajeno. En este tipo de lucha no solamente es considerado agresor el que agrede a través de una bomba, también el que quiere cambiar nuestro sistema de vida a través de ideas que son justamente subversivas, por activar a través de las ideas contrarias a nuestra civilización occidental y cristiana a otras personas».

Substituya occidental y cristiano por nuestro movimiento transformador. Verá con preocupación que cualquier parecido con nuestra realidad no es mera coincidencia.

Desgraciadamente, lo que vemos ahora como en  antaño, ese pasado que se «llenan la boca en criticar, pero se relamen los bigotes para reproducir», para crear su propia casta de gobernantes que, como los antiguos dictadores, pretenden perpetuarse en el poder, sean como se autodenominen de derecha o de izquierda.

La advertencia es clara, en procesos comiciales, en la contienda entre adversarios no se pierde una elección, se puede perder la democracia.  Por ello, ejerzamos nuestro derecho a votar sin miedos. Estoy convencido que como dice el refrán, «La cura para los males de la democracia es más democracia».


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