Archivo de diciembre 2021

26
Dic
21

EL PRETEXTO PARA DECIDIR

Luis G Sánchezcaballero Rigalt

Todas las cosas están sujetas a interpretación, la interpretación que prevalezca en un momento dado es una función del poder y no de la verdad.

Friedrich Nietzsche

Para Giovanni Sartori los partidos se conceptualizan a través de tres ideas básicas: I) es diferente a una facción, en tanto no concibe un antagonismo al poder político; II) es parte de un todo, en tanto representa un aspecto y a un grupo específico de la sociedad; y III) es un conducto de expresión, ya que, como canal de expresión biunívoca, los partidos terminan por expresar ante el gobierno las inquietudes de la población y ante la población las decisiones del gobierno.

Por su parte, La potestad y el imperio del Estado se evidencian en el ejercicio de la función legislativa, al imponer patrones de actuación a la conducta externa humana a través de normas generales, abstractas, impersonales, obligatorias y coercitivas; en ejercicio de dicha función el Estado crea, modifica, adiciona, deroga y abroga la ley.

La función legislativa, como cualquier otra del Estado, lo puede ser en sentido formal y en sentido material; hablamos de función formalmente legislativa cuando es ejercitada por los órganos específicamente previstos por la Constitución para tal efecto; en opinión de Gabino Fraga: «La función legislativa, desde el punto de vista formal, es la actividad que el Estado realiza por conducto de los órganos que de acuerdo con el régimen constitucional forman el Poder Legislativo»

Es decir, la función de los integrantes del poder legislativo ya sea a nivel federal o local es la creación de leyes, mismas que si seguimos a Sartori devienen de inquietudes de la población.

De ahí que la teoría de la representación popular considere que, en el mandato general otorgado a los representantes, cada ciudadano posee una parte del mandato y, por tanto, exigible con posibilidades de revocación del mandato por incumplimiento.

Con base en lo anterior, resultaría incomprensible que en aras de una actitud de queda bien, quien preside la mesa directiva de la Cámara de Diputados Federal, de manera unilateral interponga primero una controversia constitucional y después una denuncia contra una parte de los Consejeros del Instituto Nacional Electoral, que consideraron que al no tener recursos suficientes era necesario aplazar la revocación del mandato de quien ostenta la figura del ejecutivo de este país.

Si bien la revocación de mandato tendría que fortalecer la democracia participativa, lo que es cierto, es que este ejercicio en particular ha estado lleno de vicios y conflictos.

Ni siquiera se han cumplido los requisitos formales de procedencia y el Estado a través del partido del poder ha iniciado una campaña que contradice el objeto del ejercicio democrático.

En principio, la revocación surge por la pérdida de confianza del mandatario, pero está claro que se trata de una acción para aclarar el proceso interno del partido gobernante, que para nadie es un secreto vive momentos de tensión y la fractura ante la necedad de darle la dirección del instituto político al Presidente de la República y no tener una dirigencia que piense y actué por sí mismo, es inminente.

La campaña es AMLO se queda, lo que evidencia que se trata solo de un ejercicio para medir la popularidad del ejecutivo, y que de sus resultados dependerán las posibilidades reales que tenga para imponer a su candidata, además de despejar si ella cuenta con verdadera oportunidad de ganar

O si a regañadientes se decanta por un político más calificado con trayectoria propia y con posibilidades de ganar por sí mismo, sin importar si el líder es popular o no.

Es sin duda reprochable que para esto se usen recursos públicos, se siga dañando al árbitro electoral y se sigan implementando distractores ante la falta de resultados, pero les guste o no, les alcance o no, ya está decidido la revocación de mandato va, porque el futuro de MORENA depende de ella.

19
Dic
21

EL DERECHO HUMANO A LA SALUD, MAL ATENDIDO COMO POLÍTICA PÚBLICA

Luis G. Sánchezcaballero Rigalt

La Organización Mundial de la Salud define el derecho a la salud como “un estado de completo bienestar físico, mental y social” y no meramente la ausencia de enfermedad o dolencia.

Por ello, los Estados deben asegurar ambas libertades y derechos. Lo anterior incluye el derecho al control de la salud y el cuerpo de cada uno, incluyendo la libertad sexual y reproductiva, y la libertad de interferencias como la tortura, el tratamiento médico no consentido y la experimentación.

Los derechos incluyen el acceso a instalaciones sanitarias adecuadas y servicios, así como a medidas apropiadas de los Estados en relación con determinantes socioeconómicos de la salud, tales como la comida, el agua y el saneamiento, las condiciones de trabajo seguras y saludables, la vivienda y la pobreza.

El derecho a la salud está estrechamente interconectado con numerosos otros derechos humanos, incluidos los derechos a la alimentación, el agua, la vivienda, el trabajo, la educación, la vida, la no discriminación, la privacidad, el acceso a la información y la prohibición de la tortura, entre otros.

El reconocimiento o no de la existencia de derechos colectivos en favor de determinados grupos o colectividades ha devenido en una de las cuestiones jurídico-políticas más controvertidas.

De acuerdo con su propia denominación, los destinatarios de los derechos humanos, sus sujetos titulares, lo son siempre las personas, los individuos, los seres humanos. No puede entenderse la existencia de derechos humanos si no tienen como objetivo la defensa y desarrollo de todos y cada uno de los individuos que pueblan la tierra, uno a uno considerados.

Hay numerosos derechos (derecho a la vida, a la libertad personal, a la libertad de domicilio, de pensamiento…) que son perfectamente ejercitables y aplicables de forma individual. Junto a ellos existen, sin embargo, otros muchos derechos de carácter social o político (derecho a la salud en los términos que establece la OMS.) cuya puesta en práctica solo tiene sentido si se ejercita de manera colectiva.

El derecho a la salud comprende varios derechos específicos que los países deben asegurar:

  • El derecho a un sistema de protección de la salud
  • El derecho a la prevención y a tratamientos preventivos para luchar contra la propagación de enfermedades
  • El derecho al acceso a los medicamentos esenciales
  • La promoción de la salud materna e infantil
  • El derecho al acceso a los servicios de salud apropiados
  • Por último, la educación y la concienciación sobre la salud

Con la debida obligación de lograr la materialización del derecho a la salud supone que los países establezcan servicios de salud que estén disponibles en cualquier circunstancia, accesibles para todos, de buena calidad y aceptables.

Sin embargo, en países como México, el derecho no solo a la salud, sino el derecho a permanecer con vida derivado de una enfermedad es un triunfo de unos cuantos.

Según una nota publicada en “Forbes” el 7 de abril de este agonizante año, solo el 45% de la población, lo equivalente a 56 millones de personas, cuenta con afiliación a servicios de salud de la seguridad social (IMSS, ISSSTE, ISSSTE estatal, Semar y Sedena), el 27% (33.8 millones de personas) está afiliada a sistemas públicos diferentes a la seguridad social, como el Insabi e IMSS Bienestar y el 2% cuenta con seguro privado o afiliación a otra institución

Por su parte, de acuerdo con una publicación por el periódico el Financiero el 20 de junio de 2020, el vicepresidente de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS) aseguraba que «solo el 1.45 por ciento de la población en México cuenta con un seguro de gastos médicos.»

Ambos datos preocupantes, personalmente acabo de ser sometido a una intervención quirúrgica de riesgo medio, pero con alto grado de especialización, para lo cual no obstante contar con un seguro de gastos médicos mayores, tuve que desembolsar 70 mil pesos, más los gastos posoperatorios, lo cual refleja porque el número es tan reducido de los contratantes, ya que el seguro solamente funciona si previamente cuentas con posibilidades económicas. No quiero ni pensar que hubiera ocurrido si no hubiese sido una cirugía programada y no tuviera el monto del deducible y del coaseguro.

Por su parte un familiar, en un momento de verdadera desgracia, tuvo que sufrir dos intervenciones quirúrgicas en menos de 1 semana, él no cuenta con seguro ni con seguridad social, por lo que su vida –literal- en ambos caso dependió de un cirujano que no cobro honorarios y que sus familiares se unieron para cubrir en un hospital “económico” la cantidad de 160 mil pesos, y en el segundo caso para no seguir generando costos, se trasladó a su casa el servicio de hospitalización, porque el fondo se agotó y pudiera ahorrarse alrededor de un 70%.

Ambas historias puedo contarlas, aun con el riesgo que implica que mi familiar esté en su casa, por lo que se debió contratar un enfermero de emergencia y adecuar su recámara (a un costo 3 veces menor que el nosocomio) y el panorama es bastante prometedor.

Pero, cuantas personas de ese 1.45%, no obstante contar con un seguro médico pueden hacer frente a una contingencia como las expuestas, y que decir del 55% que no tienen seguridad social y lo más lamentable aún qué pasa con ese 45%, que no obstante contar con seguridad social, nadie les garantiza un tratamiento adecuado.

Sin duda el gobierno actual ha sido ineficiente en este rubro (basta ver el control de la pandemia), pero también hay que reconocer que ningún gobierno anterior hizo esfuerzos tangibles para que la salud sea un tema central de las políticas públicas, que se extraña el Seguro Popular, sin duda, lo que no se tiene se añora, pero tampoco era la panacea de un problema monumental.

Llama la atención que siendo un país que todo copia con fines electorales y si pega se institucionaliza, no se haya volteado a ver el modelo chileno.

El sistema de salud chileno está compuesto por un sistema mixto de atención integrado por el seguro público, que se denomina FONASA, que es el Fondo Nacional de Salud, y uno privado denominado ISAPRE, Instituciones de Salud Previsional. (para más información consultar http://www.supersalud.gob.cl/difusion/665/w3-article-17328.html#accordion_0).

Por cierto, según un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) la sanidad de Chile es la más eficiente de América Latina, este mismo estudio concluye que “Se ha demostrado que la prestación de servicios de diagnóstico y de tratamiento oportunos y de alta calidad en la atención primaria previene el deterioro agudo, la progresión o las complicaciones en personas enfermas. Además, la gestión proactiva de las enfermedades en la atención primaria puede contribuir a contener el gasto en salud, al reducir o incluso evitar la necesidad de visitas de urgencia, a hospitalizaciones”.

12
Dic
21

URGEN ALTERNATIVAS

Luis Sanchezcaballero Rigalt

“No es criticable que el Estado proteja a los débiles, pero sí que debilite a todos con su protección como proyecto político”

Fernando Savater

El partido de la Revolución Democrática el fin de semana pasado, en un intento por jugarle al ave fénix inicio una etapa de reestructuración, por lo que aprobó cambiar de ideología política: dejar atrás 32 años de historia como fuerza de izquierda radical para convertirse en izquierda socialdemócrata.

De acuerdo con los resolutivos aprobados durante el XVIII Congreso Nacional del partido, realizado el fin de semana, el PRD tiene la convicción de que otro México es posible y para lograrlo propuso a los ciudadanos “construir, mediante el diálogo incluyente, un nuevo modelo de desarrollo con una orientación socialdemócrata y capaz de superar al neoliberalismo y al populismo económico”.

Sin duda un esfuerzo plausible, pero que puede resultar infructuoso en un partido que carece de figuras de peso y que no ha creado nuevos liderazgos, salvo la alcaldesa de Tlalpan, Alfa González, no hay en el escenario un personaje emergido de este instituto político que refresque el escenario.

Sin duda, la oposición necesita reinventarse, cambiar vicios que llevan arrastrando y que particularmente a la única opción de izquierda real que existe en el país los tiene al borde de la pérdida del registro.

Con registro en apenas 17 de las 32 entidades federativas del país, el reto a menos de 2 años de la elección presidencial se antoja complicado.

Sin embargo, en este contexto donde la política se reduce a pesos y centavos, donde solo se critican los excesos de los demás y se ocultan o justifican los propios, me parece que siguen haciendo falta alternativas partidistas en nuestro país.

Por eso, es importante que se pase de las palabras a los hechos, los resultados electorales del año pasado vislumbran amplias posibilidades para el bloque opositor, pero para ello deben anteponer el beneficio colectivo sobre los intereses personales, la gente está harta del «quítate tú para que me ponga yo». Está claro que el gobierno actual generó demasiadas expectativas y el pueblo al que tanto invoca empieza a cansarse, sin embargo, si no se le dan opciones distintas preferirá aquello de más vale malo por conocido.

Estoy convencido de que la refundación de los partidos de oposición puede generar nuevas posibilidades, la clave está en cómo lograr estrechar la relación entre representantes y representados.

En un momento donde la tendencia es atacar a la oposición para exterminarla, ya sea por las buenas o por las malas, debe fortalecerse apelando a ser una expresión genuina y estructural de la equidad en la participación democrática y organizada de la diversidad inherente a toda sociedad sin exclusión.

En este proceso transformador regresivo que vive nuestro país, una de las grandes dificultades que experimentamos, sin duda es la baja calidad de nuestro debate público.

Durante la actual crisis, cuando se han aprobado medidas impopulares y se han dejado de hacer políticas públicas que puedan paliarla, se ha insistido en la negación a decir algo convincente, como si la ciudadanía no mereciéramos una explicación, hay una resistencia a tener ciudadanos bien informados.

Si la ciudadanía supiéramos mucho más de por qué se han seguido algunas políticas, quizás la brecha entre representantes y representados no se habría agrandado tanto. Así, una parte de la desconfianza existente está relacionada con un claro déficit explicativo donde la labia y el ataque han sustituido a los argumentos

Por ello se requieren partidos con una agenda diferente, un proyecto progresista, con visión social, que gobierne para todos, sobre todo acorde a nuestro siglo, no bravucones que descalifiquen a la autoridad electoral y no respeten a las Instituciones, ese ya está y no acepta imitaciones.

05
Dic
21

Democracia Partidista

Luis G Sánchezcaballero Rigalt

“Si un partido político no tiene su fundamento en la decisión de promover una causa por derecho y moral, entonces no es un partido político, sino que no es más que una conspiración para tomar el poder.”

 Dwight D. Eisenhower

Según Schattschneider “los partidos políticos crearon la democracia” y la democracia moderna es impensable sin la participación de ellos. Alan Ware, por su parte señala que es difícil imaginar que en los Estados contemporáneos pueda existir una política sin partidos, según él, en la actualidad solo hay dos tipos de Estados que no tienen partidos políticos; las regiones pequeñas gobernadas por familias y los regímenes que han prohibido los partidos políticos y están gobernados por los militares, o bien, por gobiernos autoritarios apoyados por los ejércitos. Aunque en la realidad, no existe en el mundo contemporáneo un régimen democrático sin partidos políticos.

Es claro que, los partidos políticos son los principales actores de la vida democrática, y que su finalidad primordial es el establecimiento de procedimientos democráticos imparciales, pues más que competir por el poder su fin primordial es sentar las bases del Estado.

Cabe aclarar que en algunos países, los partidos políticos en el poder han trascendido su papel en la vida pública, ya que están cada vez más avocados en tomar decisiones lo cual hace difícil distinguirlos del gobierno.

Sin lugar a duda, los partidos siguen siendo indispensables, para la formación de gobiernos en democracia, no obstante, su distanciamiento con la sociedad civil se ha recrudecido por la falta de sensibilidad para conocer y reconocer las demandas sociales, llegando a una crisis de legitimidad y representación intrínseca como vínculos de representación social y funcional entre el Estado y la ciudadanía. Lo cual ha generado que este distanciamiento alcance la vida interna de los propios partidos políticos.

En la actualidad los partidos responden a los intereses que se les presentan como organizaciones a través de las decisiones que sus líderes adoptan una vez que han seleccionado la óptima en términos de la idea que tienen para direccionar al partido.

Las imposiciones, los dedazos y los mensajes bravucones de quienes, sin serlo orgánicamente, se asumen como líderes omnipresentes y omnipotentes de las organizaciones políticas, han llevado a un desgaste interno.

Según estudios, cuando se relaciona la ideología y el poder del líder de los partidos no se observa un afecto muy fuerte, sin embargo, cuando se antepone al líder sobre las causas es marcadamente mayor.

Esto desemboca en que todo se siga conforme a los dictados del líder y los estatutos y la institucionalidad se vayan al carajo, lugar donde algunos gustan de mandar lo que no les cuadra.

De ahí que la mayoría de los partidos políticos se han convertido en entidades profesionales en lo electoral, que se mueven por los intereses de sus líderes, que, aunque renieguen de él, viven del presupuesto público, donde sus plataformas son variables y le apuestan a la coyuntura.

Pero quienes creen que esto es suficiente para perdurar, caen en un gran error, ya que la debilidad de la estructura partidista se ve reflejada en conflictos y escisiones internas de candidatos bien posicionados, que en la mayoría de las ocasiones terminan postulados por otros partidos.

Por ello, las y los miembros de los partidos deben estar conscientes que, para terminar con ello, deben impulsar una participación más allá de la democracia electoral y trabajar de manera seria en mejorar su democracia interna. El reto es democratizar su organización, deben reconciliarse con la militancia de base que los integran, así como con los ciudadanos en general.

De lo contrario, aunque inicien con antelación exagerada sus procesos de selección interna para pretender unidad, a la larga solo consolidarán una ruptura irreversible.

Es evidente que uno de los principales problemas de los partidos como instituciones de participación y representación política, es justamente cada vez son menos representativos e incluyentes, por lo que, aunque suene utópico, deben apostar por mayor pluralismo e inclusión.




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