Luis G. Sánchezcaballero Rigalt.
«Los tiranos se rodean de hombres malos porque les gusta ser adulados y ningún hombre de espíritu elevado les adulará».
Aristóteles
Arturo Zaldívar Lelo de Larrea otrora digno integrante de la SCJN, situación que casualmente cambió con la renuncia de Medina Mora como ministro del máximo tribunal de la Nación, quién a cambio de ceder el espacio obtuvo inmunidad.
Cuanto le sabrá la Cuatrote a Zaldívar que desde su posición se erigió como un egregio militante que defendía con argumentos sesudos tales como que, la consulta para juzgar a los expresidentes no era inconstitucional porque era un asunto de política criminal o que darle tantas atribuciones al ejército tampoco lo es, porque este no pertenece a las fuerzas armadas.
Sabedor de los impedimentos legales, inclusive hasta para solicitar la renuncia a su cargo, después de una reunión con el amado líder y la coordinadora de los comités de la cuatrote, decide hacerlo para que todos empecemos a especular (que de hecho los hicimos) donde iría.
Sin embargo, ya con la cabeza más fría estoy convencido que dado el momento, que se vive que incluye temas que van desde la aprobación del presupuesto, pasando por la ya no emergencia de Acapulco y Coyuca de Benítez (los otros 45 municipios no están tan mal si los comparamos con Luisiana en 2005, según el amado líder), la encuesta interna de candidatas y candidatos a gobernadores, la investigación del diario El País y Mexicanos Contra La Corrupción de una red internacional de narcotráfico que de 4 países involucrados, sólo México no ha movido un dedo, resultaba necesario que el prestidigitador de Palacio aplicar este truco para voltear los ojos hacía allá.
Además de lo anterior agréguele que el ejecutivo con este movimiento está pavimentando el camino para seguir golpeando a la Suprema Corte, pero ahora con un exintegrante para legitimar el plan C.
De los temas antes enunciados sin duda es necesario detenerse a comentar lo que ocurrió con la discusión del presupuesto, resulta trágico que las, les y los diputados de Morena y aliados, ansiosos del palomeo para la próxima elección por parte del amado líder, perdón de la coordinadora, han rebasado cualquier límite de dignidad y han trasquilado a los órganos autónomos y ni por pudor etiquetar algo para reconstruir Acapulco.
Circunstancia que trae a mi memoria el texto de Emilio Rabasa intitulado «La Constitución y la Dictadura», donde el autor expresaba su preocupación por la fuerza que tiende a asumir el Legislativo debido a su espíritu de muchedumbre y a la libertad con que manifiesta su tendencia.
Externaba la necesidad de un Ejecutivo, bien acotado debería cumplir su función política y legal en el sistema de equilibrio de poderes, al tiempo de defender a la Suprema Corte de Justicia como máximo tribunal en sus funciones revisoras.
Este autor expresaba que si todo lo anterior no ocurría se estaba en las puertas de la Tiranía, para John Locke, la tiranía es «el ejercicio del poder más allá del derecho, donde nadie tiene derecho; y este haciendo uso de la fuerza que tiene en sus manos, no lo usa para el bien de los que están debajo de él, sino para su propia ventaja».
El Diccionario de la Real Academia Española define la tiranía como «el gobierno ejercido por un tirano consiste en el abuso o imposición en grado extraordinario de cualquier poder, fuerza o superioridad».
Por lo tanto, la tiranía no es más que la negación del derecho, pues lo que se pretende no es un orden sino el mantenimiento del tirano en el poder. Lo demás es secundario.
Por ello debe respetarse al Estado Constitucional, ya que repudia la concentración del poder y postula un sistema de distribución del poder político, de competencias y atribuciones que asigna a los diversos órganos titulares del poder, así como un sistema de compensación y control del poder, dentro de una lógica que proscribe la concentración del poder, como antídoto frente al abuso y al exceso del poder, que es clásico en los regímenes autoritarios y en las dictaduras.
Otro tema que no podemos dejar pasar son la nota publicada por el diario New York Times que señalaba sobre La Fiscalía General de Justicia de la CDMX, a cargo de Ernestina Godoy, que incurrió en espionaje ilegal según revelan registros judiciales dados a conocer, ordenó a Telcel entregar los registros telefónicos y de texto, así como datos de ubicación, de más de una decena de funcionarios y políticos, según los registros analizados.
Aunque el vocero y la propia Fiscal lo niegan, es difícil de creer que no haya ocurrido en un régimen que en muchas ocasiones ha sido acusado de ello.
Lo anterior no es menor, el derecho a la intimidad se redirigió no sólo a la facultad del individuo de rechazar invasiones a su ámbito privado, sino al reconocimiento de un derecho de control y acceso de sus informaciones, es decir, de toda aquella información relativa a su persona.
Por tal motivo, el uso y control sobre los datos concernientes a cada persona, se reconoció ya no únicamente como una mera prerrogativa, sino como un derecho fundamentalmente protegido y garantizado por mecanismos de protección idóneos.
Dentro de los Instrumentos internacionales que regulan la vida privada, la intimidad y la protección a los datos personales se encuentran la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y la Convención Americana sobre Derechos Humanos «Pacto de San José de Costa Rica», todos validados por el Estado Mexicano.
Dichas acciones violentan los Derechos Humanos a la privacidad y a la intimidad, además de carecer de un límite legal y/o ético, convirtiéndose en una atribución arbitraria y susceptible de abuso por parte de quien la tiene a su cargo, ya que no cuenta con ningún el elemento de proporcionalidad entre el fin perseguido y la medida, pues para alcanzar sus fines.
Por lo que cualquier intromisión del Estado en la vida privada es ilegal y peligrosa, ya que dejan abierta la posibilidad de aplicarse a toda persona que no sea sujeta a investigación alguna y se tomen como base para hacerlo con quien sea, lo que no descarta que esté ocurriendo hacía nosotros en este preciso momento.
Pero volviendo al tema que nos ocupa el Zaldivargate tiene que ver con que el prócer de la CUATROTE decide apostarle al factor distractor para que sea mayor el esfuerzo del pueblo de no caer en la trampa de la distracción, para tener más posibilidades de utilizar al pueblo bueno para secundar este tipo de estrategias, ahora más que nunca que se ha manifestado aún más que eso de gobernar no es lo suyo.
El problema es que para el régimen la receta populista de liderazgo vertical con partidos en el gobierno demasiado acostumbrados a conservar el poder y no soltarlo, se ha agotado.
El líder empieza experimentar el fenómeno de aquellos populistas, que llegaron al poder para cambiar la realidad y acaban convertidos en verdaderas fuerzas conservadoras. Adoptando incluso el lenguaje tradicionalista y nacionalista del poder oligárquico que prometió substituir.
Lo que sin duda acarrea la pérdida de confianza de grupos sociales cada vez más amplios a causa de la corrupción y otros perjuicios sociales como la inseguridad, que juró combatir y que no sólo no lo han hecho, sino que se ha acrecentado con su mandato.
Está claro que, a un año de la elección, si la inconformidad crece y la popularidad decrece,
y las encuestas de verdad no pintan un panorama de arrollar, seguirán sacando trucos del sombrero para preparar la elección de Estado que tanto se ha anunciado, con los medios de su lado parecería viable, sin embargo, la cosa se empieza a complicar, tanto que ahora es toda una incertidumbre.
Primero se tenía certeza que el mandato duraba 6 años, después nos angustió la intentona de prolongarlo y ahora nos preocupamos porque en los hechos ya acabó, pero falta 1 año para que se vaya.