«Si nos negamos a aceptar como inevitables la irresponsabilidad y la despreocupación educativa de la cultura adolescente, esto supone un serio desafío».
James S. Coleman. Sociólogo norteamericano
Luis Sánchezcaballero Rigalt 
Como cada 4 años en justas mundialistas de balompié, la gran expectativa que se genera con nuestro país, no es si vamos a pasar de la primera ronda y llegar al ansiado quinto partido, sino ver con que “chistecito” sale la afición, como ha ocurrido desde Francia 98 y en todos los mundiales subsecuentes sin excepción.
Si imaginaron que las estrictas medidas legales del país anfitrión inhibirían a la porra de nuestros connacionales, se equivocaron, como primera gracia un fulano se sintió Al Capone e introdujo una botella de Tequila y lo presumió en redes, después la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA) abrió un procedimiento de conformidad del artículo 13 del Código Disciplinario de la FIFA, que alude a actos de discriminación.
Según la FIFA, en las gradas del Estadio donde jugó el Tri contra Polonia, hubo cánticos discriminatorios para los seleccionados rivales, aunque la afición milagrosamente no realizó el famoso grito homofóbico.
Y por si fuera poco, un grupillo dizque de hinchas de México se enfrascaron en una riña contra aficionados de Argentina que quedó registrada a través de las redes sociales.
La actitud de la afición ha trascendido a grado tal, que la Secretaría de Relaciones Exteriores de nuestro país, tuvo que enviar elementos de la Guardia Nacional para persuadir comportamientos impropios.
Estas conductas se han tratado de inhibir a través de diversas campañas que incluso advertían la posibilidad de que México quedará eliminado del evento.
La gran interrogante es porque aún sabedores de las consecuencias negativas, las acciones de desafío contra las normas es una constante de nuestras y nuestros compatriotas.
En la búsqueda de respuestas de ello, descubrí que durante la adolescencia, etapa de la vida en la que las personas están desarrollando su personalidad, ocurre que empiezan a mostrarse impulsivas, irritables y hasta agresivas; esta agresividad puede ser física o verbal e incluso que utilice la mentira para salirse con la suya.
Esto se conoce como trastorno desafiante, estos síntomas acontecen de forma más frecuente e interfieren con el aprendizaje, el ajuste a la escuela y, algunas veces con las relaciones con los demás.
Aparece cuando la forma de actuar, transita entre el desprecio y el no tener en cuenta los derechos de los demás, manifestando comportamientos no cooperativos, desafiantes, negativos, irritables y enojados hacia los padres, compañeros, maestros y otras personas en posición de autoridad.
Cuando esta actitud perdura en el tiempo o se vuelve más exagerada puede acabar provocando consecuencias desagradables y difícilmente reparables.
La persona corre el riesgo de convertirse en alguien irresponsable, incapaz de hacerse cargo de ella misma y de los demás, no pudiendo asumir ningún tipo de obligación.
El tratamiento conductual del trastorno desafiante implica aprender habilidades para ayudar a construir interacciones familiares positivas y a controlar el comportamiento problemático.
Sin duda, en la sociedad mexicana muchas y muchos lo padecen, y trascienden en muchos aspectos como en la arena política, donde los gobernantes hacen lo que se les pega la gana, ya que se ha vuelto consuetudinario que no exista respeto a las leyes.
Es un problema grave que repercute y afecta a los demás, creo que los gobiernos, antes de poner en marcha banalidades, deberían plantearse combatir estas conductas ciudadanas que siempre exhiben a nuestro país.
Es un hecho que son asunto de una urgente política pública junto a la imperante necesidad de formar a ciudadanas y ciudadanos, para que sepan desenvolverse en este mundo de transformaciones sociales y abatir problemas que nos desgastan socialmente como la corrupción y la impunidad.
Es muy importante hacer entender desde todos los sectores de la sociedad que nadie goza de una libertad absoluta para poder abstraerse por completo de normas y valores para actuar.
Correo: luis_sanchezcaballero_rigalt@pressingpolitico.com
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