VA DERECHO Y SIN QUITARSE

“En la confrontación entre la corriente y la roca, la corriente siempre gana. No por fuerza, sino persistencia”. 

H. Jackson Brown, Jr.

Luis G. Sanchezcaballero Rigalt

 

La marcha a favor de la democracia no cayó bien en el régimen, acostumbrados a vivir en una realidad alterna, (misma que se confirma al menospreciar el número de asistentes), con su actitud demuestran que solo persiguen un infructuoso intento de mantenerse en el poder.

Bajo el argumento de que el pueblo quiere la reforma electoral, con base en encuestas a modo, en las que no se mencionan ni metodología ni a cuanta población se cuestionó, insisten en asumirse como los únicos representantes de México y que lo que piensen los demás, aún quizá siendo mayoría, literalmente no les importa.

En un régimen de terror, donde prácticamente estaba allanando el camino al partido gobernante, pero que hay indicios de que la debacle se aproxima, exigen una absurda medición de fuerzas a través de una marcha convocada por el Ejecutivo, donde habrá de todo menos pueblo bueno, acto que solo demostrará a quienes defienden al INE que no se equivocan sobre las verdaderas intenciones de la reforma. «Extinguir al árbitro electoral, construir uno a modo para perpetuarse en el poder sea como sea»

Esto tiene una clara explicación, cuando el resentido ocupa posiciones de poder, su acción suele estar estimulada por su deseo de venganza. Si alguien ha crecido con la idea de que el destino lo ha colocado en la condición de víctima o de desventaja en una sociedad, porque esta no le ha brindado las mismas oportunidades que otros, activará su mecanismo para la venganza, utilizará el cargo que ostenta para diseñar políticas de acuerdo con su resentimiento.

Una vez llegada la hora, tomará represalias sin miramientos. Ocurre que en la medida que crece su poder, aumenta exponencialmente su resentimiento.

Afortunadamente, la marcha del 13 de noviembre pasado, demuestra que ya no existe pasmo, la gente se ha dado cuenta de que las encuestas que varios medios publican, donde dan cuenta de la popularidad del Presidente de la República, no son definitorias y hay mucho por hacer.

La gente está fastidiada de ver un «chouman» (así) todas las mañanas y no a un gobernante, un provocador que ha hecho de la victimización un arte, que no se permite algo distinto, actitud que claramente solo resta y no suma a su causa.

La oposición debe entender que este país está ávido de liderazgos, de figuras consolidadas y con trayectoria, todavía hay tiempo para buscar una personalidad que haga contrapeso al Ejecutivo, con la experiencia y la madurez suficiente y que tenga voz crítica, pero que cuente con respaldo popular.

En estos últimos años hemos visto vendettas, ataques personales, bloqueos por todos los lados, alianzas endebles. Sin duda, el régimen ha convertido su mandato en una competición por el poder y no un intento de hacer lo mejor posible por el país, y esto no puede continuar así.

Se requieren líderes que transmitan un mensaje claro, que apuesten a un buen destino y con la suficiente autoridad moral para sumar adeptos.

La oposición debe tener claro que deben ser proactivos más que reactivos, que tienen que comprometerse a generar en el inconsciente colectivo mejores condiciones para captar indecisos.

Requieren mucha creatividad, renovar un discurso que ha sido muy fácil de destrozar por un presidente que habla mucho y no dice nada, se necesita altura de miras y una arenga que aglutine, el famoso bloque opositor va, pero para aspirar a ganar el 2024 será menester trazar una estrategia que sea por mucho, más que juntarse.