Luis G Sánchezcaballero Rigalt
“Puesto que estamos en una economía y en una realidad cultural de mercado no sólo somos consumidores de detergentes o de latas de cerveza con o sin alcohol, sino también de mensajes, de verdades, de ideología, de información.”
Manuel Vázquez Montalbán
Con ideología nos referimos a un conjunto de opiniones o creencias de un grupo de personas; muy a menudo se refiere a las creencias políticas o a las ideas que caracterizan a una cultura particular.
El término ideología, tal como se usa en la sociología del conocimiento, tiene dos connotaciones. La primera, se relaciona con el estudio científico de las ideas (basada, no en principios de fe y autoridad, sino en el conocimiento proveniente de los sentidos humanos) y, en una versión más contemporánea, es un sistema de creencias, valores y actitudes compartidos por los individuos en grupos específicos de la sociedad.
La segunda connotación o «Falsa Conciencia» – defendida principalmente por el pensamiento marxista – es definida como «cualquier conjunto de ideas falsas, o categóricamente equivocadas, cuya falsedad es explicable, total o parcialmente, en términos del rol o función que éstas cumplen en la sociedad en forma normal e inconsciente.
En su aspecto filosófico, una ideología busca explicar los problemas clave que viven en una sociedad, y la interpretación de sus eventos sobresalientes.
Todo colectivo organizado posibilita y requiere que sus integrantes y los ajenos se transformen a través de la comunicación. De este modo establecen nexos particulares entre los objetos y su significado, que proponen conjuntos de ideas que dan sentido a sus acciones, horizontes ideológicos que se expresan en su totalidad en todas y cada una de las obras que los grupos realizan.
Así, las personas se encuentran siempre inmersas en fenómenos ideológicos plasmados en objetos concretos, en el material ideológico objetivamente accesible, como lo son las palabras, los gestos, los colores, las líneas.
Por tanto, el ser humano siempre se encuentra rodeado de objetivaciones de la ideología. Las religiones tienen sus fundamentos en la Biblia, el Corán u otros textos. Algunas ideologías tienen sus teóricos y escritos que fundamentan su sustento. Hasta los países se declaran democráticos en su Constitución política.
La ideología está presente en muchos sistemas de creencias. Como discurso político aparece cargada de sentido e influye en las conciencias y acciones de los sujetos y la sociedad.
El contenido del discurso no es visible ni en sus proposiciones; su verdadera intención es su trasfondo. En el acontecer social se externaliza, da igual la intención del sujeto y cómo lo emita, sea oralmente o por escrito.
La influencia es una forma de sujeción o dominio que enajena al sujeto y a la conciencia colectiva de su propio pensar. La ontología de la ideología es funcional cuando delimita el campo de acción del desenvolvimiento social.
En aspectos relacionados con las políticas, la ideología moldea los propósitos y las prioridades de la acción política. Una vez que los líderes deciden resolver problemas sociales específicos, la ideología política influye en la selección de las políticas más deseables y factibles. Una ideología opera, por lo tanto, como una pantalla perceptiva que acepta algunas alternativas, pero que filtra otras.
El elemento ideológico siempre está presente en la decisión. Depende de los valores políticos que profese el grupo gobernante al seguir un curso de acción u otro.
En el caso de nuestro amado líder reviste un particular análisis, porque enarbola temas en los que no cree y gobierna conforme los dictados de su corazoncito que revelan su verdadero pensamiento.
El máximo exponente de la CUATROTE solo tiene su “argumento”, todo lo basa en sus apreciaciones *personales*, es un personaje que cambia de parecer según le amanezca el día.
No hay un libro o escrito que diga ¿qué es? Y sobre todo ¿qué pretende? Luego entonces no atiende a un programa, una ideología o algo cercano, es simplemente, un individuo que tiene devotos seguidores. Circunstancia que objetivamente no tiene viabilidad y menos aún futuro para trascender políticamente más allá del personaje.
Parte del problema de origen de la 4T es, que se dicen de izquierda, sin embargo, caben y coexisten antiguos marxistas, neoliberales, seguidores de la Luz del Mundo, evangelistas y hasta el Yunque entre otros. Una olla de vapor a punto de ebullición.
Y máxime si consideramos que, con la llegada de uno de los más afines y cercanos correligionarios del amado líder a la Secretaría de Gobernación, -con quien lo une una férrea amistad y la fascinación por la represión-. Es claro que también lo sube a la contienda para el 24, bajo su premisa favorita de: divide y vencerás, aun así, por las condiciones actuales es una jugada demasiado arriesgada y proclive a acrecentar la fractura interna del PARTIDAZO.
Un problema serio que se le avecina y aun haciendo cambios en su gabinetazo, es el tema de la corrupción, que ha sido un elemento clave que el régimen de Morena ha usado para posicionar su agenda, sin embargo, la propia dinámica de un gobierno sin una ideología clara, que es un eclecticismo tal que no tiene una definición visible y entendible, ha hecho que los casos y personalidades señaladas como corruptas solo alcancen a adversarios del régimen.
La selectividad con la que actúa la corrupción, la justicia y la espectacularidad de los medios de comunicación evidencia la total descomposición del régimen que, ante la falta de resultados, fiel al manual busca encarcelar a sus enemigos, sin los elementos probatorios suficientes y apostando a los espacios conseguidos en el poder judicial.
El descontento popular – principalmente reflejado en las clases medias, tan despreciada como vituperada por el prócer, la falta de un espacio de convergencia que supere la dicotomía PROCUATROTE vs. ANTICUATROTE, obligan a estas acciones desesperadas que confirman el talante autoritario de quien preside al país.
Sin lugar a duda, este gobierno se acerca a cumplir, al menos parcialmente, uno de los sueños de su líder. Su fascinación por los tiempos perdidos del PRI en la mitad del siglo pasado llamado “desarrollo estabilizador”.
Ese período en la historia de México se caracterizó, no solo por su crecimiento económico, sino también por la persecución política del régimen contra líderes opositores; Valentín Campa, Othón Salazar, Demetrio Vallejo, el movimiento de los médicos entre tantos otros. Del crecimiento económico no hay nada, pero el segundo elemento lo practica muy bien. La *renovación” (Renovación: hacer que algo parezca como nuevo, restablecimiento de una cosa que se había interrumpido) sin duda ahí la lleva.